Mediocre significa lo que está en la media.
Estar en la media no está mal per se.
Sin embargo, estar en la media en cuanto a enseñanza de yoga cuando la media está en títulos de X horas sacados en algunos fines de semana donde se ve el mismo temario estándar en prácticamente todas partes, entonces estar en la media no es del todo buena noticia.
A ver, en parte sí. Porque ya estás ahí, y puedes mejorar el nivel de lo que enseñas y ofreces. Al final, ayudar mejor y más a quienes tienes cerca.
Pero en parte no, si es que te quedas en esa media y no llevas esa enseñanza a más.
Es la realidad, no es un juicio de valor hacia nada ni nadie concreto. Más bien es un análisis del sector de profes de yoga. Creo que será difícil que estemos en desacuerdo con este punto viendo lo que son la enorme mayoría de formaciones.
Que los encuentros presenciales de las formaciones sean muy emotivos y que haya que superar exámenes sobre cuáles son las contraposturas adecuadas a cada postura y cosas así, no hace que esas formaciones sean menos mediocres.
He hecho muchas de estas. Tengo miles de horas certificadas en formaciones así. Y no era porque yo buscara hacer formaciones iguales todo el tiempo, es porque es la tónica general.
Menos mal que la formación no se limita a esos preceptos estandarizados y te puedes buscar la vida para aprender y estudiar de otras maneras.
Y para enseñar de otras maneras, claro.
Hace poco una amiga me contó esta historia:
Resulta que fue a probar una clase de yoga a un centro cerca de su casa.
En esa primera clase se fijó en que la profesora se pasó toda la clase corrigiendo detalles a todo el mundo de forma manual, haciendo ajustes manuales.
Esta amiga se ha formado conmigo, y entiende cómo funciona el cuerpo.
Se fijó en que la enorme mayoría de ajustes que hacía la profesora eran poco útiles y mientras en la misma persona que ajustaba algo dejaba sin ajustar fallos evidentes y realmente importantes de alineación o construcción de la postura. De esos que si se mantienen y se repiten acaban en dolores o en lesiones con el tiempo.
Otro día fue a otro centro distinto, a probar también.
Allí fue con una amiga que apenas había hecho nada de yoga antes.
La solución que se le dio a una persona novata en una clase nueva para ella fue que “mirase e imitase” lo que fuera viendo y que no se preocupara.
Que oye, eso puede estar bien si al menos te aseguras de que lo que imita no lo haga tan mal que se haga daño. Pero no fue el caso.
Se hizo daño, salió con dolor de esa clase.
La mediocridad es esto.
Es no tener herramientas pedagógicas.
Es no tener una visión global de lo que se hace en clase.
Es dar importancia a lo que no lo tiene y restar importancia a lo que sí lo tiene. Por falta de formación, por distracción o porque hay más personas de las que se pueden abarcar, el motivo es indiferente, el resultado es el mismo.
Mediocridad es creer que por tener muchos libros de yoga se sabe mucho de yoga. Y no entender que para entenderlo de verdad hay que ponerlo en práctica.
Mediocridad es enseñar cosas que se sabe de oídas o de haberlo probado una o dos veces en algún taller, en lugar de enseñar sólo cosas que realmente se han experimentado antes.
Estar en la media cuando esta es la media no es nada de lo que alegrarse.
Salirse de esta media cuando lo que se busca es ser coherente, transmitir realmente algo útil para las personas que confían en tí y profundizar de verdad en la esencia de lo que se practica, es algo realmente valioso y potente.
¿Cómo evitar la mediocridad?
· Profundiza de verdad en lo que quieres más tarde enseñar. No puedes pretender transmitir de forma efectiva y clara algo que no has experimentado y en lo que no has profundizado lo suficiente antes.
· Enseña sólo lo que has experimentado antes.
· Fórmate en aquello en lo que tengas carencias: pedagogía, planificación, anatomía y biomecánica, meditación, pranayama, etc. Lo que para ti sea un punto débil debe volverse un punto fuerte. Esa es la clave.
· Sé coherente contigo misma. No pretendas ser lo que no eres. No pretendas enseñar cosas que aún no estás preparada para enseñar. No pretendas ajustar algo que no terminas de entender.
Esta reflexión de hoy puede ser muy útil si haces el ejercicio de autoobservación al respecto.
Ten en cuenta que es una reflexión y una opinión hecha desde el enfoque de evitar caer en lo que ya tanto se cae. No es un juicio a nadie en concreto, ni mucho menos, sino un ejercicio de poner sobre la mesa la realidad de un sector donde las formaciones express y las prisas nos llevan a situaciones que se podrían (y se deberían) evitar.
Enseñar yoga cuando no se tiene muy claro ni lo que implica tener una práctica constante y cotidiana es algo que no va a ayudar a nadie.
¿Y si soy practicante?
Todo esto te sirve igualmente.
Aplícate lo de poner en práctica y experimentar antes de descartar algo.
El yoga es práctica, el yoga es experiencia. Es importante profundizar y entender lo que se hace para poder experimentarlo y sacarle partido en la vida cotidiana.
El día a día y el yoga no están tan alejados.
Aléjate de enfoques superficiales y busca tu propia forma de entender lo que haces y de profundizar para entenderlo aún mejor.
Eso también es yoga. Y sin eso, te lo pones muy difícil para sacarle un buen partido y demasiado fácil para quedarte en la misma superficie de siempre.
Espero que este artículo te haya servido.
Al final tantos años de práctica y de guiar a otras personas y profesores en su camino de profundización es lo que tienen.
En el Programa de Yoga Progresivo lo saben bien.
Seguimos con la Semana del Profe de Yoga. Mañana entramos en la parte potente de planificación.
Feliz día 🙂
Ariel
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